En Crossroads, Jesús lo es todo. Él no es solamente alguien que admiramos desde la distancia, es a quien seguimos todos los días.

Seguir a Jesús es más que una decisión de una sola vez, es una elección diaria para modelar nuestras vidas según Él, de seguir Su corazón y de parecernos más a Él en todo lo que hacemos. Nos esforzamos por vivir de una manera que le honre donde sea que estemos: en nuestros hogares, en nuestros lugares de trabajo o con nuestras amistades.

Sin embargo, seguir a Jesús va más allá de intentar vivir una vida buena: se trata de una transformación. Creemos que cuando le seguimos de verdad, Él nos cambia desde adentro hacia afuera. Nuestros valores cambian, nuestras prioridades se reordenan y empezamos a ver el mundo a través de Sus ojos. Es un camino de gracia -una gracia que perdona, restaura y nos capacita para seguir adelante, incluso cuando nos quedamos sin fuerzas. Y como hemos experimentado esa gracia nosotros mismos, la extendemos a los demás, igual que Jesús hace con nosotros.

Ser seguidores de Jesús significa que no caminamos solos. Le seguimos juntos, animándonos unos a otros, rindiéndonos cuentas unos a otros, y ayudándonos unos a otros a profundizar nuestra relación con Él.

Eso es lo que significa seguir a Jesús en Crossroads.